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Golf vs. Niebla cerebral: despejando la mente en el campo

Ya sea por el COVID, el TDAH o el simple agotamiento, cada vez son más los que sufren una nubosidad cognitiva y una de las mejores maneras de dispersar esas nubes es combinando deporte y naturaleza; o sea, jugar a golf.

A por el siguiente hoyo

El golf, más allá de un deporte, es un fascinante duelo psicológico. Es como un refugio donde la niebla mental puede disiparse, ofreciendo una claridad que pocos ámbitos de la vida proporcionan.

El término “niebla cerebral” no ha llamado la atención del gran público hasta los últimos cinco años. Maxime Taquet, profesor de psiquiatría de la Universidad de Oxford, afirma que “niebla cerebral” se utiliza para describir una “constelación de síntomas cognitivos”, como olvidos, dificultades de concentración, confusión y una sensación general de lentitud mental.

La niebla mental es un adversario silencioso y se manifiesta como una sensación de confusión, falta de concentración, olvidos y lentitud en el procesamiento de información. En la vida cotidiana, puede ser producto del estrés, la fatiga o la sobrecarga de información. En el golf, se traduce en:

    Falta de decisión: Dudar al elegir el palo o la estrategia.

    Errores de cálculo: Fallar al leer el green o estimar distancias.

    Desconexión: No estar plenamente presente en el golpe.

    Frustración: Sentirse abrumado por errores simples.

Pero, y aquí entra de lleno el golf, a menudo “la niebla cerebral” se debe a factores relacionados con el estilo de vida. El ejercicio, la dieta, el sueño, la gestión del estrés, e incluso las relaciones sociales desempeñan un papel en la protección de la salud cerebral, al igual que lo hacen con el organismo. Y el golf combina aire libre, naturaleza, paseos, amigos…

El golf, por su propia naturaleza, actúa como un potente antídoto contra esta niebla mental, actuando como clarificador mental:

-Concentración Absoluta: Cada golpe exige un foco total. La necesidad de precisión y estrategia en el green obliga a la mente a anclarse en el presente, dispersando las distracciones internas.

-Ritmo y Pausa: A diferencia de deportes de alta intensidad, el golf impone un ritmo pausado. Los tiempos entre golpes permiten la reflexión, la respiración consciente y la recuperación mental, esenciales para reorganizar los pensamientos.

-Conexión con la Naturaleza: El entorno natural de un campo de golf –el verde, el aire libre, el silencio relativo– tiene un efecto calmante. Estar inmerso en la naturaleza reduce el estrés y fomenta la claridad mental.

-Desafío Estratégico: Cada hoyo es un problema a resolver. La necesidad de planificar el golpe, considerar el viento, la inclinación y los obstáculos, estimula el pensamiento lógico y creativo, alejando la mente de divagaciones inútiles.

-Regulación Emocional: El golf es una escuela de resiliencia. Los golpes fallidos son inevitables, y aprender a gestionarlos sin caer en la frustración es un ejercicio constante de control emocional, fundamental para mantener la mente despejada.

En definitiva, cada recorrido de golf es una oportunidad para que la mente se aclare, se enfoque y se fortalezca. Al concentrarte en el presente del juego, dejas atrás las preocupaciones externas, permitiendo que la claridad y la calma tomen el control.

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